El pequeño comercio agoniza y si tú no nos echas una mano, desaparecerá. Este cartel “Vuelvo en 5 minutos” será sustituido, definitivamente, por otro: “Liquidación por cierre”. Necesitamos que nos valores, que nos apoyes y que nos incluyas en tus compras. Y no es que 1984. British Shop, de donde he sacado el cartel, vaya a cerrar. Al contrario, te ofrece cosas chulísimas en la calle Cimadevilla. No dejes de visitarlo.

Imaginad una calle cualquiera de cualquier barrio de vuestra ciudad. De cualquier ciudad. Imaginad que hay una pequeña charcutería, que regenta Manuel, y una panadería, la de Ana. ¡De cuántos apuros os han sacado a última hora! Imaginad también una pequeña tienda de ropa. María es su dueña y conoce perfectamente el tipo de prenda que te va, porque te conoce a ti y te escucha. Cuando compra, compra para ti. Imaginad que en esa calle también hay un zapatero. Se llama Luis y tiene un local pequeño, pero ya te ha reparado muchos pares y hasta logró dar con el tinte perfecto para que les sacaras partido a aquellos salones que no ponías porque tenían un color que no te combinaba con nada. E imaginad la frutería de Carmen, que tiene las naranjas que dan más zumo y es la única que te consigue patatas de la huerta (de esas que manchan un montón, porque están llenas de tierra, como las de antes) y huevos de casa. Y hay una tiendecilla, Electricidad Valentín, donde José te consigue la pieza del aspirador que se te rompió la pasada semana e, incluso, te ayuda con el circuito que tienes que hacer con tu hijo para un trabajo de la escuela. Y en el primer piso de cualquiera de los edificios de esa calle convive una pequeña gestoría, que hace la declaración de la renta de todos los miembros de tu familia, con el salón de peluquería y estética de Margarita, que tiene un gusto exquisito con el maquillaje y está atenta a todas las tendencias para orientar a sus clientas. Imaginad una pescadería, la de Paco, que si te sale mal el centollo que le compraste el fin de semana te regala unos bígaros en tu siguiente compra para compensar el disgusto. Y, por supuesto, pone una especial atención al limpiarte el pescado para que no se cuele ninguna espina y a tu hija pequeña no le dé un síncope. Y hay una tienda de telas venida a más, Belén es su dueña, que ha dado empleo a dos jóvenes del barrio a las que, prácticamente, vio nacer. Y, en la esquina, Juan y su familia atienden una sidrería donde ofrecen un menú de comida casera que quita el hipo.

Imaginad caminar por esa calle una mañana cualquiera. Manuel te da los buenos días, te paras a charlar con Carmen, que está barriendo la acera frente a su frutería, te acercas a comprar un cuarto de pan y Ana te pregunta por tu madre, que andaba con gripe la semana pasada. Luego te pasas por la tienda de María y le compras un jersey de cuello alto, que ya empieza a refrescar, y, a la vuelta, te haces con un alargador en la tienda de José. Habláis del tiempo, que está un poco loco.

-¿Qué tal el trabajo de tu hijo?-, te pregunta.

-Fenomenal. Su profe le felicitó-, contestas.

Esa misma tarde, de la que regresas a casa, caminas despacio, disfrutando de los escaparates y de la iluminación de los comercios que, sobre todo ahora en Navidad, alegran tu barrio. Y te paras a tomar una botellina de sidra y charlas largo y tendido con Cecilia, la mujer de Juan, que te escucha todas tus penas o alegrías desde el otro lado de la barra. La semana que viene habéis quedado para comer juntas porque, de tanto trato, clientes y propietarios acaban siendo amigos.

De pronto, recuerdas que tenías que recoger los zapatos de tu hijo. Ya son las 20:30, pero llamas a Luis, a ver si aún está en la zapatería. Te coge el teléfono y te tranquiliza. “No te preocupes, que aún estoy haciendo caja. Ven, que te espero”, te dice. Y vuelas hacia su local, que te queda muy cerca. Llegas enseguida. Ya te tiene lista la bolsa con los zapatos.

Yo no tengo que imaginar mucho. Así es mi barrio. En el que vivo y en el que trabajo, regentando un pequeño comercio.

Ahora, imaginad que esa charcutería, esa panadería, ese zapatero, esa tienda de ropa, ese comercio de electricidad, esa sidrería o esa peluquería cierran. Imaginad la calle sin locales abiertos al público, sin iluminación, sin lindos escaparates. Imaginad esa calle sin vida, desierta, sólo con gente de paso.

Resulta triste, ¿verdad? Pues no hay que imaginar tanto. Al contrario, en algunas zonas ya es una realidad. Cuesta mucho sacar un negocio adelante. Un pequeño comercio no puede competir con los grandes almacenes, con sus grandes promociones y con sus pequeños precios. Los Black Fridays, Cyber Mondays, Christmas Shopping y descuentos un día sí y otro también nos están abocando a la desaparición. Ellos los imponen, en cierto modo, y a nosotros no nos queda otra que secundarlos para que haya una pequeña alegría en nuestras cajas. Pero es pan para hoy y hambre para mañana. También nos perjudica la masiva venta on line de las grandes multinacionales y, lo más sangrante, que algunas personas se prueben, por ejemplo, una prenda de determinada marca en una tienda física para pedir luego por internet la talla adecuada.

¿Queréis comprar cuando las franquicias o los centros comerciales os lo dicten? Muchas veces sus anuncios de grandes rebajas son ganchos para saldar determinados productos e incentivar tu consumo.

¿Queréis vestir de uniforme? Las mismas tiendas en todas las ciudades, la misma calidad, los mismos países de fabricación y los mismos de venta, los mismos diseños.

¿Queréis fomentar la explotación laboral? Aquellos que creen empleo siempre contarán con mi apoyo, pero no los que paguen sueldos ridículos por jornadas laborales maratonianas y, muchas veces, con domingos y festivos no remunerados como tales.

Y ya sé que es muy cómodo salir a comprar un domingo, pero las personas que trabajan en los centros comerciales o en los grandes almacenes también tienen familia. Y ya han trabajado de lunes a sábado.

No pretendo deciros, ni mucho menos, dónde y a quién tenéis que comprar. Sólo os pido que reflexionéis y que nos tengáis en cuenta en tus compras de Navidad. Los pequeños comerciantes os enviamos un S.O.S. Ayúdanos a sobrevivir. Te ofrecemos atención, calidad, buen trato y mucho cariño. Somos tus vecinos. ¿Nos apoyas? El Ayuntamiento ha decidido hacerlo y, a partir del lunes, lanzará una campaña para incentivar el consumo en las tiendas de barrio bajo el lema “Comercio local, sin ir más lejos”. ¿Y tú? ¿Te sumas?

Etiquetas: compras, navidad, pequeño comercio, regalos, vecinos

38 respuestas a “Haz que vuelva, de ti depende”

·

·

1. César Inclán a través de Facebook19 diciembre, 2015

Maravilloso texto, escrito con la tinta del corazón. No se me ocurre mejor homenaje al pequeño comercio. Desde luego, yo me sumo.

Responder

o elantiguoiriarte22 diciembre, 2015

Tu siempre sumas, César. Gracias por tu apoyo incondicional.

Responder

2. Misael Asturias a través de Facebook19 diciembre, 2015

Genial Sandra!

Responder

o elantiguoiriarte22 diciembre, 2015

Gracias Misael. Tenemos pendiente un chico chic protagonizado por ti. Seguro que suben las ventas. Ja, ja. felices fiestas.

Responder

3. Yolanda García Fano a través de Facebook19 diciembre, 2015

Me encanta Sandra !

Responder

o elantiguoiriarte22 diciembre, 2015

Gracias Yolanda. Por leerme, por seguirme y por participar. En breve empiezan las competiciones y nos veremos. Un abrazo y Feliz Navidad.

Responder

4. Paco Gonzalez Fernandez a través de Facebook19 diciembre, 2015

Parece una bonita historia de cuento, pero es una historia real. FELICIDADES con mayúsculas.

Responder

o elantiguoiriarte22 diciembre, 2015

Muchas gracias Paco. Tú tienes pequeño comercio y sabes de lo que hablo. Lamentablemente, no todos los cuentos tienen final feliz. Esperamos que el nuestro sí. Un abrazo y felices fiestas. Y felices ventas.

Responder

5. Maria Jesus Menendez a través de Facebook19 diciembre, 2015

Sandra, con esta historia que acabas de contar y que, por desgracia es real , acabarás moviendo las piedras , ja, ja . Seguiré cuidando la mía pero me daré una vuelta por C/ Magdalena también . ( hay muchas Magdalenas , comprendido el mensaje ). Enhorabuena, como siempre .

Responder

o elantiguoiriarte22 diciembre, 2015

Muchas gracias, María Jesús. Tu siempre ahí, pendiente de todo lo que hago. Eres un amor.

Responder

6. Eugenia Padilla a través de Facebook19 diciembre, 2015

Me gusta!

Responder

7. Yoli19 diciembre, 2015

Siempre con el comercio tradicional….mantengamos nuestro trabajo

Responder

8. raquel19 diciembre, 2015

precioso texto sandra

Responder

o elantiguoiriarte22 diciembre, 2015

Muchísimas gracias, Raquel.

Responder

9. Belen Suarez Garcia a través de Facebook19 diciembre, 2015

Una triste historia muy bien contada desde el optimismo de intentar hacernos ver lo entrañable, cercano y personal que es nuestro barrio, solo hay que salir de casa con los “ojos de sentir” y nuestras calles mas frecuentadas y cotidianas se transforman!!!
Hacer la prueba!!!

Responder

10. Belen Suarez Garcia a través de Facebook19 diciembre, 2015Responder

11. Nuria Fervienza Tronco a través de Facebook19 diciembre, 2015

Qué bien Explicado y con qué gusto

Responder

o elantiguoiriarte21 diciembre, 2015

Muchas gracias, Nuria. Un abrazo.

Responder

12. Blanca Tuñon a través de Facebook19 diciembre, 2015

En cierta manera esta entrada refleja la filosofía que a mí me gustaría llevar, poder disfrutar de mí barrio y contribuir a mantenerlo vivo.
La realidad es otra.
Trabajadora con horario partido de lunes a sábado. Muchas veces cuando he querido comprar algo en las tiendas de barrio me he encontrado muchos de los negocios cerrados el sábado por la tarde por su merecido descanso,ojo!
Me encantaría comprar más a menudo en El Antigüo Iriarte(alguna vez en rebajas) pero sus precios son desorbitados. Está claro que ser obrera española no está reñido con tener un gusto exquisito pero si que resulta incompatible con el bolsillo.
Un saludo,
Seguiré comprando siempre que pueda

Responder

o elantiguoiriarte21 diciembre, 2015

Hola Blanca. Nos encantaría abrir el sábado por la tarde. Si hubiera gente, se vendiera y estuviera vivo el barrio. Pero no es el caso. El casco viejo de Oviedo está orientado, sobre todo, a la hostelería y, cerrada la plaza, los clientes desaparecen. Respecto a nuestros precios “desorbitados”, es el tipo de producto que hemos escogido porque hay ese hueco en el mercado. Nosotras no podemos competir con Zara en precio, por tanto competimos en calidad, marca y exclusividad. De todos modos, yo no hablo de nuestra tienda cuando me refiero al poco apoyo al pequeño comercio. Habló en general y hay tiendas mucho más económicas que la nuestra. Cada uno compra donde su poder adquisitivo se lo permite. Si te contara cúal es el mío … Te agradecemos que hayas leído el blog, que contestes e interactúes y que nos compres, ya sea en rebajas o en temporada. Te trataremos igual de bien. Un abrazo Blanca y felices fiestas.

Responder

13. Tere19 diciembre, 2015

Me identifico con tu escrito. Nací en la calle del Águila, junto a la catedral,donde mi padre y mi tía tenían la panadería El Molinón, toda mi vida correteando por el antiguo. Tu relato es parte de mi vida!!. Felicidades Sandra!!!

Responder

o elantiguoiriarte21 diciembre, 2015

Gracias Tere. Somos hijas del casco viejo. Ja, ja. Yo también me crié en sus calles y lo amo con locura. Por eso quiero trabajar en el y luchar por su supervivencia.

Responder

14. Susana Taboada Fernandez a través de Facebook19 diciembre, 2015

Lo comparto…

Responder

o elantiguoiriarte21 diciembre, 2015

Muchas gracias Susana. Cuanto más se comparta, más personas tomarán conciencia. Un abrazo y Feliz Navidad.

Responder

15. Nolete Araguez a través de Facebook19 diciembre, 2015

Todos con el pequeño comercio. Detrás de éste, te atienden grandes personas. Pequeños y grandes a la vez. Mi apoyo a todos los que intentais sacar adelante vuestro negocio, siempre grande, para los que lo trabajais. Invito a que todos compréis en ellos estas navidades.

Responder

o elantiguoiriarte21 diciembre, 2015

Muchas gracias Nole por tu apoyo y por animar a la gente a que compre en nuestros comercios. Un beso y un abrazo enormes.

Responder

16. Carlos19 diciembre, 2015

Mi más sincera felicitación, es la auténtica realidad. Nadie nos atenderá como el comerciante de tu barrio, de tu calle, te conoce, te escucha y te soluciona tus problemas.
Sin el comercio de calle, los centros de las ciudades terminarán como un desierto.
Tomen buena nota la clase política, menos prometer y más actuar.
Salvemos las ciudades, aún estamos a tiempo.
¡SALVEMOS LAS CIUDADES!

Responder

o elantiguoiriarte21 diciembre, 2015

Todos debemos tomar nota. La clase política, los comerciantes y los ciudadanos, que son responsables de dónde compran. No nos damos cuenta de que en nuestra mano está mucho más de lo que creemos. Si somos conscientes y todos y cada uno tomamos medidas, el cambio será posible. En Europa, hay muchas ciudades y pueblos donde valoran su comercio local y luchan por él. Ánimo. A ver si lo logramos. Un abrazo, Carlos, y gracias por leernos y participar.

Responder

17. Juanma19 diciembre, 2015

Es la cruda realidad… Muchos tendremos que cerrar en breve, gracias a vososotros.. Los que apoyáis a los grandes, a los online……..

Responder

o elantiguoiriarte21 diciembre, 2015

Es duro, Juanma. Nosotras ya cerramos hace años una tienda. Hay que luchar con uñas y dientes y, aunque a veces cueste muchísimo, mantener la ilusión. Un abrazo y gracias por leer el post.

Responder

18. Concha Quiros19 diciembre, 2015

Lo comparto al cien por cien!

Responder

o elantiguoiriarte21 diciembre, 2015

Muchísimas gracias, Conchita. Compártelo. Ambas defendemos los negocios de nuestra familia. Esperemos que por mucho tiempo. Un abrazo.

Responder

19. Marta Gonzalez Fernandez a través de Facebook20 diciembre, 2015

Buenisssimo!!!!! Totalmente de acuerdo!!!!! Genial!!!!! Animo chicas que vosotras lo valéis!!!!!

Responder

o elantiguoiriarte21 diciembre, 2015

Muchas gracias por leer nuestra nueva entrada y por mostrarnos tu apoyo, Marta. Es lo que toca. Pelear.

Responder

20. Ana Blanca G. Bermejo a través de Facebook26 diciembre, 2015

Gracias Sandra , no se puede expresar mejor . Ojalá todos se dieran cuenta realmente de la difícil situación del pequeño comercio.

Responder

o elantiguoiriarte27 diciembre, 2015

Gracias Ana a ti por leer esta entrada. Esperemos que la gente entienda nuestra situación y luche más por las pequeñas tiendas valorandolas y comprando en ellas. Un abrazo

Responder

21. Chus27 diciembre, 2015

No me gusta comprar en las grandes superficies. No veo nada, me canso y me aburro. Me gusta salir a la calle, sentir los olores familiares, o casi imaginarlos. Ver ese vestido único en el escaparate que me hará casi exclusiva. Mirar los botines, botas o alpargatas, (soy una loca de ese tipo de calzado), los miro y ¡amor a primera vista!, entro en la tienda, unas caras sonrientes que me recuerdan a Juan, me ayudan, no me presionana para que compren, me dejan que me vea y decida. A veces compro a la primera, otras veces con la duda, dejo pasar unos días, y otras veces ni siquiera compro, pero siempre me reciben con la misma amabilidad. Imposible que el pequeño comercio muera. Somos muchos a los que no nos gusta las grandes superficies.
Gracias por éste post tan emotivo

Responder

o elantiguoiriarte27 diciembre, 2015

Muchas gracias Chus.Si mucha gente pensara como tu, efectivamente, jamás desaparecería el pequeño comercio. Me alegro que valores la exclusividad, la calidad y la atención. Seguiremos luchando por nuestros negocios y por clientes como tú. Gracias por seguir el blog y por participar dando tu opinión. Un abrazo.