¿Recordáis la serie Aquellos maravillosos años? Se emitió en España a finales de los ochenta. Pues hoy voy a emular a su protagonista, Kevin Arnold, cuya voz en off de su yo adulto narraba su adolescencia en la América de los 70, y os contaré cómo eran nuestros veranos en La Vecilla, un pueblo de León situado a unos 20 kilómetros de La Robla, en el valle del río Curueño.

Por entonces, los asturianos, ávidos de sol y calor, atravesábamos el Pajares para ir “a secar” a León. Nosotros empezamos a ir a La Vecilla invitados por mis tíos, Azucena y Ovidio, que alquilaban una casa durante los dos meses de verano. El pueblo nos enganchó de tal forma que veraneamos allí hasta finales de los 80. Fueron los mejores veranos de mi vida.

Nuestra primera residencia fue la casa de Irene, una señora pequeña y vivaracha que vivía detrás dela iglesia. Era una vivienda amplia y cómoda pero no tenía baño. Para hacer tus necesidades tenías que salir al patio, a un cuarto anexo, donde había un WC. ¡Qué miedo pasaba yo por las noches cuando tenía que salir a aquél habitáculo! Y de ducha o bañera, ni hablar. Una palangana en el pasillo, una jarra de agua fresca y a asearte como los gatos.

Cierto es que nosotros nos pasábamos la vida en el río Curueño. Ahora está muy mal decirlo y hacerlo hoy sería impensable, pero más de una vez nos enjabonamos la cabeza y el cuerpo en sus pozas y lavábamos los vaqueros frotándolos con una piedra. Eran otros tiempos. Y tanto los pantalones como nuestro cabello quedaban espectaculares. ¡El rio Curueño! Qué momentos pasamos allí y qué truchas tan exquisitas vivían en sus aguas. El agua estaba tan fría que te tirabas de golpe, gritabas por el contraste de temperatura y la cabeza te dolía durante un buen rato hasta que se volvía a aclimatar al calor del exterior. Cuántos renacuajos, culebras, zapateros, ranas, sapos, salamandras, cangrejos y bichos varios deleitaban nuestros juegos. Mi hermano era un crack cazándolos. Hasta que un día una víbora casi se lo lleva para el otro barrio. Pero ni así, él seguía fascinado con las lagartijas y las serpientes.

En La Vecilla nos movíamos en bicicleta. Por la mañana, mi madre me enviaba a una cuadra a por leche recién ordeñada. Llevaba la lechera enganchada en el manillar y buscaba las zonas de sol durante el trayecto porque en León, en la sombra y temprano, está fresco. Al contrario que mis hermanos, que tuvieron una BH y una Torrot, mi bici era de la marca alemana Dixi y tenía piñón fijo. Esto es que si dabas con los pedales hacia atrás, frenaba en seco. Era una delicia derrapar con ella. En bici íbamos al río, con la toalla sobre los hombros como todo equipaje playero (nada de cremas solares, gafas, merienda, juegos o ropa para cambiarse como ahora), íbamos a hacer la compra (al único Spar que había o a Casa Chana, una bar tienda con mucha solera), íbamos a los pueblos de al lado (La Cándana u Otero), a la plaza, a las chocolatadas o al cementerio, por la noche, a contar historias de miedo. Nunca he pedaleado tan rápido en mi vida como a la vuelta de aquellas incursiones en el camposanto. En la noche y en el silencio, imaginaba que todos los fantasmas corrían tras de mí.

Cada generación tenía su pandilla y era impensable que unas se mezclaran con otras. También había cierta rivalidad entre los que veraneaban en la parte alta del pueblo, la de los chalés, donde estaba el Orejas y la estación, y los que veraneábamos abajo, donde estaba la plaza, la iglesia y la oficina de Correos. Y qué decir de la relación entre los veraneantes y los del pueblo. Había de todo, como en Botica. Si he de ser franca, mis recuerdos y mis afectos se inclinan para las gentes del lugar. Para mi querido amigo Luis, cartero de La Vecilla, que tantas veces me dejó la Vespino con la que repartía el correo y con el que pasé muchas tardes charlando y ojeando revistas por la cara en el quiosco que regentaba junto al bar El Cruce, propiedad por entonces de su hermano Juanma. Aún hoy, me enorgullece su amistad. O Celsa, que jugaba al fútbol como nadie, Manolita, hoy alcaldesa, y Carmina, a la que acompañé alguna vez con las vacas, las tres hijas de Pepe, el alguacil, y Carola. Y no sigo porque sería un no parar.

Evocar mi querido pueblo leonés también me trae el recuerdo de pérdidas inmensas. Mi hermano Juancho, que disfrutó en La Vecilla como nadie, armó mil perrerías y enamoró con su guitarra y su voz melosa a muchas de mis amigas de la infancia (algo que yo por entonces, en las reñidas relaciones de hermanos adolescentes, no entendía ni a bien ni a mal. “¿Pero qué le veis?”, les preguntaba). O Alfredo, amigo suyo por el que yo suspiré verano tras verano. Los dos nacieron el mismo mes del mismo año y los dos se murieron con apenas 60 días de diferencia en sendos accidentes de coche. Los dos demasiado jóvenes. Os recuerdo siempre.

En La Vecilla todos, padres e hijos, íbamos a la misma discoteca, Chicos. Más que nada porque era la única que había. Allí, con motivo de un concurso de verano, mi hermano y Chus, un veraneante vasco muy simpático, protagonizaron el primer striptease integral del lugar, alentados por mi madre, en primera fila, y reprobados por el resto de los veraneantes. Por supuesto, Juancho y Chus ganaron el concurso, pero dieron mucho que hablar.

En el pueblo, podíamos pasar tardes enteras comiendo pipas Facundo (cuyo slogan rezaba: “Y el toro dijo al morir, siento dejar este mundo sin probar pipas Facundo”) sentados en la plaza, a la sombra de un negrillón que hoy ya no existe, o vibrar en comunidad, siempre en El Cruce, con las etapas de montaña de la Vuelta Ciclista a España. Por entonces, esta ronda se celebraba en verano y Perico Delgado nos tenía pegados al televisor. Bueno, he de reconocer que Pello Ruíz Cabestany, con un palmarés menos sobresaliente pero muy simpático, era mi debilidad. También disputábamos reñidas partidas al chapolín o nos dejábamos la piel en el tapete jugando a las cartas. En La Vecilla se bebía el agua en botijo, la cerveza en porrón y el champán en una copa gigante, tras ganar alguno de los torneos de fútbol que se celebraban entre los pueblos vecinos. Para asistir a estos encuentros, mi padre asegura que llegó a meter a 14 personas en un 132. ¡Una locura! Aunque a mí no me salen las cuentas.

Aquellos maravillosos veranos acababas con el cuerpo taladrado a picotazos de los tábanos y caminabas entre boñigas de vaca y esquivando sapos enormes, vivos o aplastados por algún vehículo implacable. Había un párroco, Don Serafín, que te recordaba la obligación de ir a misa los domingos y un alguacil que, un poco abochornado y me temo que incitado por el cura, llamaba la atención a alguna mujer adulta por ir ligera de ropa paseando por el pueblo. También había una cárcel, hoy rehabilitada y transformada en Ayuntamiento, un matadero, hoy centro cultural, un árbol hueco y un puente amarillo. Y unas noches frescas y estrelladas en las que el firmamento se te venía encima. Y unas tormentas que te dejaban sin habla y un olor inolvidable a tierra mojada. Y unas fiestas divertidísimas con carreras de sacos o cucaña en el río.

Me siento muy afortunada por haber tenido una infancia tan feliz en un pueblo tan adorable. Hoy ya no va tanta gente, pese a estar precioso. Se han rehabilitado casas, edificios y aceras y el río está tan hermoso como siempre. Recomiendo encarecidamente visitarlo y tomar algo fresquito en el chiringuito que Pablo y su familia regentan junto al río. Un apunte: tienen sidra. Vanessa, Belén, Martín y yo nos fuimos hace tres domingos y lo pasamos en grande. Allí quedamos con nuestro amigo Luis, con el que aparecemos en la foto de abajo. El agua del Curueño estaba estupenda y aprovechamos para, además de darnos unos cuantos baños, sacar unas fotos con algunas prendas de El antiguo Iriarte. Camisetas, camisolas y jerséis ideales para los veranos leoneses. Hasta la próxima.

Etiquetas: bicicleta, La Vecilla, León, pandilla, pipas, pueblo, río, vacaciones, verano

47 respuestas a “Aquellos maravillosos veranos”

1. Garcia Cernuda Jose Daniel a través de Facebook 27 julio, 2015

Maravillosa semblanza de los veranos de los setenta que vivimos los hijos del baby boom…. yo en una aldea perdida del occidente asturiano, pero todo tan parecido … leerlo y comenzar a recordar canciones, olores, momentos y cuanta nostalgia. Todas estas sensaciones en aluvión amiga Sandra Solis. Enhorabuena por tu artículo me ha gustado muchísimo…..

2. Cris Diaz a través de Facebook 27 julio, 2015

Qué recuerdo más bonito #AquellosMaravillososAños

3. Luis Diez a través de Facebook 27 julio, 2015

Genial como siempre Sandra ,que bonitos recuerdos!.Y que bueno que yo este entre esos recuerdos.En el pueblo y especialmente en mi familia ,siempre fuisteis muy queridos.

4. Rocío Rico Psicóloga a través de Facebook 27 julio, 2015

<3 <3

Y tengo que decirte que, aunque a mi me pilló muy pequeña aun, tu hermano era guapísimo!! Mis hermanos le recuerdan con mucho cariño 🙂

5. Isabel Alonso Martin a través de Facebook 27 julio, 2015

Muy guapo. Escribes muy bien, niña.

6. Belen Suarez Garcia a través de Facebook 27 julio, 2015

Mnnmnn…! que recuerdos!!!
todos tenemos algún pueblo, algún bicho, algún amigo, algún primer amor que viven en nuestro recuerdo y… salen en cuanto se nos toca la fibra…
Muy bonito y fresco reportaje!!!

7. Carmen Sierra Robles a través de Facebook 27 julio, 2015

Sandra me he emocinado leyendo tus recuerdos de tu paso por La Vecilla. Y recordando a tu hermano y a Alfredo con quienes compartimos alguna q otra travesura. Siento no haberte visto el dia q estuviste en La Vecilla. Creo q sabes quien soy, si no te recuerdo q los ultimos años q pasaste en La Vecilla estuviste en mi casa.

8. César Inclán a través de Facebook 27 julio, 2015

Podría extenderme hasta el infinito y todavía me faltarían palabras para expresar lo que siento tras leer estas líneas. Pero quiero ser breve, como aquellos veranos en un pueblo que a pesar de ser tan largos se pasaban volando. Es sencillamente maravilloso lo que has escrito, Sandra. Una delicia.

9. Cami Rodriguez Tascon a través de Facebook 27 julio, 2015

Que relató vas bonito y real, aunque no me relacionaba con vosotros, recuerdo a tus padres y como no a tu hermano guacho,no sabía que ya no esta entre nosotros,recuerdo sus famosos y peligrosos saltos desde lo alto de la peña al río, lo veía y admiraba su valor. Me ha emocionado tu relato, gracias.

10. El antiguo iriarte a través de Facebook 27 julio, 2015

He olvidado mis buenas costumbres como periodista y no he contrastado algunas informaciones, sino que he escrito basándome en mis recuerdos. Pero hay dos errores que querría corregir: Luis no fue cartero de La Vecilla sino de Boñar y la Vuelta a España se celebraba por entonces en abril. Lo que nosotros veíamos en El Cruce era el Tour de Francia. Creo que hasta aquí mis errores.

o Montse Pérez 28 julio, 2015

Hola Sandra, me han encantado tus palabras. Los veranos de La Vecilla son algo irrepetible. Lo hablamos una vez que nos vimos en La Carta. Tus recuerdos me han emocionado. Fueron veraneos auténticos e intensos. Con poco eramos felices. Un besazo.

§ Elantiguoiriarte 28 julio, 2015

Hola Montse. Gracias por leer mis divagaciones y por emocionarte con mis palabras. Sólo he ordenado pensamientos y recuerdos que compartimos las personas de nuestra generación. Tuvimos mucha suerte al disfrutar esos veranos. Así lo siento. Y quedan tantos y tantos en el tintero. Pero he disfrutado escribiéndolo y volviendo a nuestra querida Vecilla. Y me ha encantado saber de ti. Siempre. Un beso.

11. Susana Blazquez Gomez a través de Facebook 27 julio, 2015

Me ha encantado….mis mejores recuerdos son de los veranos en Mi Pueblo….

12. Eloy Goa Toros a través de Facebook 8 julio, 2015

uue recuerdos….juanchin….y tb recuerdo que el perro estaba bien alimentado…delicioscdiomida ría yoos quiero…..

13. Ignacio Garcia Rodriguez a través de Facebook28 julio, 2015

Precioso como has relatado la que también fue mi niñez y adolescencia.Recuerdos imborrables.

14. Enrique Pinin a través de Facebook 28 julio, 2015

Maravilloso reportaje mi querida amiga Sandra Solis…..

15. Ana Costillas Gutierrez a través de Facebook 28 julio, 2015

me encantó

16. Frank 28 julio, 2015

Ay Sandra, ay Vanesa y ay Juancho
Bonitos y maravillosos recuerdos por La Vecilla. Qué ganas de volver, creo que lo haré en Agosto y espero encontrarme a la gente de antes, al menos los de alli, en efecto a Luis, Carmina, Manolita, Celsa,… cuantos partidos, cuantos recuerdos, cuántos paseos en bici y cuantos viajes a la Cándana a jugar, yo era el portero. qué diferente era todo, qué cantidad de gente que hoy te encuentras y siguen sorprendiéntote con alguna anécdota.

Buena crónica y aprovecho para mandarle un saludo a Luis del Kiosko, que casi pudimos a llegar ser familia jis, jis,…
Frank (Oviedo)

o Luis 28 julio, 2015

Hola Frank , que alegria saber de ti,cuanto tiempo sin vernos y a tu hermana Montse.Vosotros tambien erais de los de todos los veranos,que alegria dabais a La Vecilla los veraneantes,aunque siempre hubiera disputas entre los del pueblo y los que llegabais. Efectivamente ,casi llegamos a ser familia ,la guerra que me daba mi sobrina,jajaja. ¡Que bonito lo que ha escrito Sandra!,cuantos recuerdos,¿verdad?. Si te animas a ir en agosto , a ver si coincidimos.Recuerdos a toda tu familia,en especial a Montse.Un abrazo.

§ Montse Pérez 29 julio, 2015

Hola Luis, que alegria me da saludarte y que te hayas acordado de mi. Esos veranos en La Vecilla fueron maravillosos y nunca los olvidaré. Sandra nos ha recordado muchas cosas estupendas que vivimos alli. Un besazo amigo.

§ Luis 30 julio, 2015

Un Besazo Montse,fijate donde nos encontramos,gracias a nuestra amiga Sandra.Por supuesto que me acuerdo de ti ,aunque fijate los años que hace que no nos vemos.

o Jose Angel Rios 3 agosto, 2015

hola buen amigo Fran, espero me respondas ya que desde tiempos de facultad ya no se de ti, comenzaron los telefonos moviles y te he perdido la pista. te envio mi tfno: 629553190, y espero saber de ti pronto. Un abrazo para ti y para tu familia.

o José Ángel Rios 3 agosto, 2015

Un recuerdo precioso ,Sandra. Aprovecho para recordarte Frank que yo también ya estoy en La Vecilla en Agosto y a ver si tenemos la suerte de vernos , mi tfno es 629553190 y aquí tienes mi mail , jariosierra@yahoo.es, para contactar conmigo, un abrazo para ti y tu familia.

17. Rebeca Orihuela Sancho a través de Facebook 28 julio, 2015

Yo pasé los veranos de mi infancia en Barrillos de Curueño, bañándome en ese mismo río. También fueron los mejores veranos de mi vida, por desgracia fui hace poco y el río ya no estaba. Todo lo que cuentas me recuerda a mi infancia en aquel pueblo. Gracias

18. Covadonga Fdez-Tresguerres a través de Facebook 28 julio, 2015

Maravillosos. Y ahora tienen que seguir siendo iguales…… Maravillosos. Pero se siente una nostalgia que hace cosquillas.

19. Carmen D. Barroso a través de Facebook 28 julio, 2015

jiji que recuerdos, la tienda de campaña al lado del rio , un fin de semana genial…inolvidable..amores de verano en fin . genial!!!

20. Covadonga Fernández 28 julio, 2015

Que recuerdos!! Los mejores veranos y unos de los mejores momentos de mi vida. Gracias Sandra, un gusto leerte. Un beso

o Elantiguoiriarte 29 julio, 2015

Gracias a ti Cova por leerme y por molestarte en escribirme unas líneas. Me alegra un montón que te haya gustado el texto y que te identifiques con mis buenos recuerdos. Un beso.

21. Cesáreo Fernández 28 julio, 2015

Querida Sandra y familia: Qué alegría volver a tener noticias vuestras. Tras tantos años de veraniega vecindad, los avatares de nuestras vidas nos han alejado. Recuerdo muy bien cuando, cada día, llevabais la leche recién ordeñada de nuestra casa, por mencionar solamente una Montaña Viva de recuerdos entrañables. Nuestra familia NUNCA os olvidará, a NINGUNO de vosotros, sino que siempre os recordará con cariño.
César.

o Elantiguoiriarte 29 julio, 2015

Hola César. Desde que he comenzado a escribir este blog, ésta ha sido la entrada que más lectores y comentarios ha tenido. No veas la ilusión que me hace porque la he escrito desde el corazón. Quiero tanto a La Vecilla que siempre digo que, pese a no haber nacido allí, la siento como si fuera mi pueblo. Por eso me emociona que sus gentes, que vosotros, nos recordéis con tanto cariño. Mis padres no han vuelto nunca, pero Vane y yo disfrutamos con escapadas esporádicas e incluso mi hija, que tiene 12 años y nunca veraneó ahí, adora los baños en el Curueño. Gracias por leer el post, por participar y compartir tus recuerdos y por tus palabras de cariño. Un abrazo.

22. Isabel 28 julio, 2015

De maravillas como lo contaste ,mi abuela nacida alli ,La Vecilla .Llego a la Argentina hace muchisimos años ,siempre me a hablado de tierra ,os los abrazo a la distancia

o Elantiguoiriarte 29 julio, 2015

Qué alegría y qué ilusión que hayas leído mis aventuras de verano por las tierras de tu abuela. Precisamente, Martín, mi pareja, que me acompañó en la visita a La Vecilla, es argentino. Te envío un abrazo enorme y te agradezco tu comentario, Isabel.

23. Manuel Gómez 29 julio, 2015

Un relato muy completo, muy bello, y que conoce perfectamente el secreto que permite “tocar” la fibra sensible. Muy bien; rayando la excelencia, diría, incluso. ¿Quién dijo que el principal ingrediente de la nostalgia es la tristeza? Saludos.

o Elantiguoiriarte 29 julio, 2015

Hola Manuel. Muchas gracias por leer mi texto y por tus palabras. Y, totalmente de acuerdo contigo. Muchas veces, cuando recuerdo vivencias de mi pasado, me sorprendo a mí misma sonriendo por las emociones que me provoca. Siento una nostalgia feliz. Esa es la sensación que tengo cuando recuerdo esos veranos. Qué bien lo pasé y qué afortunada fui. Y ahora que me he parado a ordenar esos recuerdos, los dolorosos y los maravillosos, plasmándolos en un escrito me lo he pasado pipa. Qué decirte al comprobar cuántas personas comparten mi sentir. Me ha encantado tu comentario.

24. Tomás Sainz 29 julio, 2015

Entrañable narración de vivencias indelebles en la memoria. Me ha gustado.

o Elantiguoiriarte 29 julio, 2015

Muchísimas gracias Tomás.

25. Raquel Martín 30 julio, 2015

Me ha encantado tu relato. Que bonitos recuerdos…Me ha emocionado revivirlos de nuevo, y muchos mas recuerdos que me vienen a la mente como las tardes que pasábamos en el banco del Cruce viendo los coches pasar, esperando que alguno cayera a la presa…
Sandra me ha alegrado saber de ti, estás estupenda, igual que siempre. No sé si me recuerdas, como bien has dicho en tu relato cada generación tenía su pandilla. Yo era de las veraneantas que se juntaban con los del pueblo, y con mi querida prima Conchi. Cada verano jugábamos al futbol contra las de La Cándana e íbamos a todos los partidos de pueblo en pueblo animando a nuestros chicos de La Vecilla.
Un beso. Aprovecho para mandarle un fuerte abrazo a Montse Pérez, que hacía mucho que no sabía de ella y pasamos muchas tardes de bici juntas…

o Elantiguoiriarte 30 julio, 2015

¡Raquel! Claro que nos acordamos de ti. Y de tu prima Conchi. Hemos leído Vanessa y yo juntas tu comentario (estamos en la tienda) y os recordamos perfectamente. Disfruté como una niña escribiendo esta entrada del blog, llevaba tiempo pensando en hacer ese homenaje a La Vecilla, pero lo que no imaginaba era que fuera a gustar tanto y que me hiciera volver a saber de gente a la que hace años que le había perdido la pista. A Montse, como bien dices. A Manolita, Celsa, Carmen, Carmina, Luis, Cesáreo, Frank, Guiomar, Cova, Rosa, Pablo… Y ahora a ti. Gracias por leerme y por compartir tus recuerdos. Hay tantos… Esos coches y esos camiones que se atascaban en la curva de El Cruce, como cuentas. O nuestro querido barbero, que nos reparaba todos los pinchazos de las bicis. Y esos partidos de fútbol de pueblo en pueblo… Me encanta que hayas contactado. Un beso enorme, Raquel.

26. Begoña 30 julio, 2015

Sándra, cuando vi esta foto ´la primera cosa que surgió fue el recuerdo de los que ahora no están, tu hermano, Javier el basco , Margarita….
Son estos veranos, estos que cuentas que han hecho que he dejado Burdeos para venir a vivir aquí. Gracias por compartir estos recuerdos, y hacerlo con un estilo tan bonito.

o Elantiguoiriarte 31 julio, 2015

De nada, Begoña. La que me siento profundamente agradecida soy yo, por la aceptación que han tenido mis recuerdos. Cada persona percibe un mismo hecho de forma diferente, sin embargo, parece que todos los que participamos de aquellos veranos y de aquella época compartimos un mismo sentimiento de nostálgica felicidad. De hecho, todas esas personas que faltan siguen viviendo en nosotros, en nuestros recuerdos y en nuestro corazón. Yo voy guardando todas mis vivencias como oro en paño, y no renuncio a ninguna de ellas. Les debo la persona que soy. Te envío un fuerte abrazo y espero que tu decisión de dejar Burdeos y vivir aquí te haya hecho más feliz.

27. Cora Geme 30 julio, 2015

Que linda narración en primera persona.. Yo me he sentido muy identificada en la descripción de los veranos de mi niñez.. Que no fueron en La vecilla sino en Alcedo de Alba, pero más de una vez ya fuimos en bici hasta La Vecilla.. Y tb allí hice mis primeros y únicos pinitos como pescadora nefasta.. Me has hecho revivir cosas muy bonitas. Gracias!! Y además compartimos la amistad de un gran hombre.. Luis, que es una gran calidad de persona.. Un saludo!!

o Elantiguoiriarte 31 julio, 2015

Gracias Cora por tu comentario. Me siento realmente emocionada al comprobar que mi narración ha calado tan hondo y provoca tan lindos recuerdos en mucha gente. Me alegro de que tus veranos hayan sido tan mágicos y de que forme parte de tu vida alguien tan especial como Luis. Un abrazo.

28. Lydia Diez Espeso 9 agosto, 2015

Que alegría encontrarme con tanta gente !! Me encanto tu relato Sandra ! Acabo de retroceder 25 años en un momento !! Cuantos buenos recuerdos !! Un besazo enorme para todos !!

29. Feank 11 agosto, 2015

Sandra, que sepas que a raíz de esta entrada en vuestro Blog, muchos hemos recuperado el contacto que desde hace años no teníamos con amigos de la infancia.
Gracias!

30. Doming 13 agosto, 2015

Delicioso post!!! No me extraña en absoluto la inmensa cantidad de gente a la que has evocado buenos momentos contándonos vuestras andanzas en La Vecilla La honestidad y verdad del texto te traspasa. Y cómo no, yo soy otro de tantos que tuvimos la fortuna de veranear en nuestra infancia y -primera- juventud en un pueblo de Cuéntame. En mi caso también en León, aunque más al sur. Qué grandes las pipas Facundo!!!

Enhorabuena y mil gracias!!!

31. Marga Gonzalez a través de Facebook 21 agosto, 2015

Querida Sandra… Es que no hay espacio para poder escribir tantos recuerdos..,tus padres; la casa de Irene; tus primas… Me acuerdo muchísimo de tu hermano y sobre todo de ti y de aquellos preciosos veranos… Tengo una asignatura pendiente: llevar a mi papi antes de que se borren del todo sus recuerdos. Un beso fuerte. Estás tan guapa como siempre!!!! Marga

32. Carlos Quintas 6 octubre, 2015

Hola soy Carlos de los encuentros cicloturistas de este mes de agosto en Asturias, Aunque al final no acabe la ruta y me despedi en la etapa de Soto de Luiña.
Muy chulos los comentarios en este blog de tu infancia-adolescencia en la Vecilla, me acuerdo de los mios en este caso en una aldea de Orense llamada Soto.
De lo mejor que me ha pasado. Por cierto este finde andare cerca de esa zona haciendo rutas de senderismo por el alto bersnega y por Pola de Gordon.
Espectacular y muy sentida la crónica sobre Vecilla, tienes que comprar o alquilar una casa en el pueblo.